BIENVENID@S

El sentido de este blog es que todos vosotr@s conozcáis las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, así como la solución a este problema. Esperamos que resulte de ayuda para aquellas personas que sufren un problema con la bebida, aquellas que aún no lo tienen y todo aquel al que le interese el tema.
Bienvenid@s, esperamos que os guste.

viernes, 16 de diciembre de 2011

ALCOHOL Y VIOLENCIA DE GÉNERO




Hay evidencias empíricas de una asociación significativa entre problemas derivados del consumo de alcohol y violencia en las relaciones de pareja.
En el año 2003, la Organización Mundial de la Salud publicó el primer Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (1) en el que se realizaba un análisis exhaustivo de este problema en la población de todo el planeta. Uno de los capítulos del informe está centrado en la violencia en la pareja. Y muestra una serie de factores que se asocian a que un hombre maltrate a su pareja: la juventud, el beber en exceso, la depresión, los trastornos de la personalidad, poca instrucción, bajo nivel económico y haber presenciado o sufrido violencia en la infancia.
 Como puede comprobarse, uno de los factores de este conglomerado es el consumo excesivo de alcohol. Resulta evidente que la desinhibición que produce la intoxicación de alcohol en algunas personas conducirá a la expresión de conductas agresivas, sin embargo creo que es importante dejar constancia de que no todas las personas cuando están embriagadas desarrollan conductas agresivas, ni de que en todos los alcohólicos por el hecho de padecer el trastorno haya que esperar ese tipo de comportamiento desadaptado. Por otro lado, muchos maltratadores no son alcohólicos, ni estaban bebidos en el momento de cometer el acto de violencia.
En todos los trabajos revisados se constata que hay tasas importantes de maltratadores que durante el episodio de violencia hacia sus parejas eran consumidores crónicos de alcohol o estaban bajo sus efectos. Por ejemplo, en una revisión publicada en México en 2006 las prevalencias registradas sobre consumo de alcohol en maltratadores en estudios poblacionales oscilaban entre un 14 y un 26 %. En Brasil, en el año 2005 y posteriormente en el 2009 las tasas de presencia del alcohol en los maltratadores oscilaban entre el 20 y el 33 %. En Inglaterra, en 2005 Humphreys y cols. en su informe final sobre violencia doméstica y abuso de sustancias constatan que las mujeres maltratadas que llegaban a los servicios de emergencia social para solicitar protección referían en un 35 % de los casos que el perpetrador era bebedor o estaba bajo los efectos del alcohol. En Estados Unidos,  en 1999 en un estudio sobre la atención médica proporcionada a las mujeres lesionadas víctimas de violencia en el hogar y que acudían a servicios de urgencias informaron que en un 63,7 % de los casos los varones estaban bajo los efectos del alcohol en el momento de cometer la agresión. Por último, en 2002 en España, recogen el dato de que el 37 % de los maltratadores de mujeres que se encontraban viviendo en casas de acogida, habían cometido la agresión en el contexto de problemas relacionados con el alcohol.


 Son muchos los factores que interactúan recíprocamente para que finalmente se pueda producir un episodio de violencia hacia la pareja y a pesar de la constatación de que la bebida en exceso frecuentemente acompañan los actos de violencia, hay un desacuerdo sustancial sobre si dicho consumo es el causante de dichos actos. Hay quien argumenta que no hay evidencias de que una intoxicación o el consumo crónico de alcohol sean la causa de las agresiones. Para estos autores el alcohol simplemente serviría de excusa para la agresión y dichas agresiones no se frenarían con un tratamiento exitoso de los problemas relacionados con el alcohol. Hay otra perspectiva que argumenta que la intoxicación alcohólica, aguda o crónica, contribuiría como factor causal a la violencia conyugal, y que el tratamiento de este problema frecuentemente conduciría a la reducción y, en algunos casos, al cese de la violencia.
A pesar de las evidencias epidemiológicas que invitan a pensar  que el alcoholismo provoca el desarrollo de conductas violentas en las relaciones de pareja, lo que se ha podido constatar en los estudios revisados es que el alcohol es uno más de un conjunto de factores de riesgo. No obstante, sí se han podido encontrar pruebas de que los perpetradores de malos tratos que están bajo los efectos del alcohol ejercen una violencia más intensa o severa sobre sus víctimas.



BIBLIOGRAFÍA:

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